16/10/2013 Miércoles.
Decimosexto día del décimo mes del decimotercer
año del segundo milenio.
Villaviciosa de Odón (Madrid)
Hoy debía encontrarme por primera vez con todos y cada uno de mis alumnos.
Aunque algunos de ellas no lo sean oficialmente por
temas burocráticos (me refiero a los alumnos de Educación Secundaria
Obligatoria y de Educación Secundaria para Personas Adultas), desde el primer
momento en que me comunicaron que conviviría con ellos, tomé la determinación,
y sobre todo la responsabilidad, de considerarlos como parte de mi alumnado del
Aula Itinerante del CirKus Kaos, lugar donde está “mi cole”. “El cole del Kaos”,
como hemos querido llamarlo.
La cita con los que iban (y van) a ser mis alumnos,
y “nuevos vecinos” (y seguramente que pronto también se conviertan como en
parte de mi familia), estaba programada para las 9:00 de la mañana y no dudaría
más de una hora.
Allí aparecieron todos. Fueron llegando poco a poco,
y fuimos presentándonos de manera “formal” con un apretón de manos
(jajajajajaja…, eso les pilló a todos por sorpresa, pero siempre había pensado
que creo que es la mejor manera de comenzar a enseñarles desde el primer día
cómo se presentan en la vida cotidiana las personas, ¿no?, jajajajaja…). Esta
primera forma de romper el hielo me hizo mucha gracia porque, los mayores sobre
todo, se metieron en su papel de “soy una persona formal” (jajajajaja…).
Ellos son MS, GA, AS, ÁQ, EP y DI. Todos y cada uno
de ellos de edades y cursos diferentes, incluyendo, como dije antes, a los de
Educación Secundaria Obligatoria y Educación Secundaria para Personas Adultas).
Una vez que estuvieron todos sentados y colocados en
“sus sillas y mesas” (porque éstas siempre habían sido las mismas y siempre
habían estado distribuidas de igual forma en los últimos años), comencé a
presentarme y a hablarles un poco de mí. Lo justo y necesario, sin entrar en
detalles.
Luego les debería llegar el turno a ellos. Pero para
“conocerlos” un poco mejor, les tenía preparado una pequeña batería de
preguntas que quería que me escribieran en folio, y de esta forma “conocerlos”
también algo más a través de su caligrafía…
Las preguntas que les fui formulando fueron muy
sencillas:
1. Escribe tu
nombre y apellidos.
2. Escribe con
números tu fecha de nacimiento.
3. Suma las
tres cifras de tu fecha de nacimiento.
4. Escribe
cuáles son tus hobbies.
5. ¿Cuál fue el
último libro o cómic que leíste? Cuéntame algo sobre él.
6. ¿En qué
países has estado o conoces? ¿Cuál de ellos te gustó más? ¿Por qué?
Evidentemente los más pequeños no podían contestar a
este tipo de preguntas (y menos por escrito), por lo que, mientras los
“mayores” iban respondiendo a cada una de las preguntas que les iba lanzando,
para ellos tenía preparado algo de lo que más les gusta…, ¡dibujar! Les repartí
folios y colores de diferentes tipos (ceras, rotuladores…), y se dedicaron a
“expresarse libremente” como mejor saben los niños, a través de los dibujos.
Conforme iban pasando las preguntas, más se iban
poniendo de acuerdo entre todos para hacerme el mismo “test” (aunque por ellos
las preguntas hubieran sido “otras”, jajajajaja…). Así, sin ningún tipo de
problema, me las fueron haciendo y yo las fui respondiendo, hasta que llegó las
10:00 de la mañana y, tal y como había previsto, dimos por terminada la primera
jornada lectiva de la que espero se convierta en una experiencia inolvidable.
Ser “maestro de escuela”, como diría mi abuelo Manolo (maestro también), en el
circo.
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